18 Junio 2011, 10:18 AM
Escrito por: Oquendo Medina (oquendomedina@hotmail.com)
No nos engañemos. Ahora es el tiempo del licenciado Danilo Medina.
Está comprobado que, desde la perspectiva política, a veces, no todas las emociones resultan ser valederas. Puesto que existen emociones, no primarias sino secundarias, las cuales han de ser controladas a tiempo para de ese modo evitar algún tipo de enfermedad infantil o triunfalista que bien podría terminar, lamentablemente, haciendo daño irreversible a los seres humanos que la padezcan.
Eso es verdad. Motivo más que suficiente para comprender que dichas emociones cumplen funciones que son altamente dañinas tanto para el cuerpo como para la mente. Por tanto, rápido hay que buscarle soluciones en aras de que el mal haga el menor daño posible.
Y acontece que el arma más poderosa para tales fines, simple y llanamente, lo es la razón.
Es por ello que se suele recomendar, a aquéllos que con todos sus derechos participan en procesos internos de sus organizaciones esperanzados en salir victoriosos, que la razón jamás puede ser delegada a un segundo plano.
Esto así, porque ella, y solamente ella, es la encargada de decirnos, aunque en algunas ocasiones no nos guste, si realmente valdría la pena continuar en la carrera o, en su defecto, descontinuarla y aceptar que las condiciones objetivas o subjetivas no están a nuestro favor en estos momentos.
De ahí la importancia de la reflexión acerca de qué es lo más conveniente en términos políticos y personales.
El saber retirarse a tiempo en la actividad política no significa la pérdida de una batalla, mucho menos de la guerra; todo lo contrario, es el resultado de la inteligencia emocional, puesta en práctica a favor de la unidad de su partido en beneficio de quien será su candidato presidencial. De modo que esa es una manera sabia de continuar labrando y avanzando hacia el futuro.
El retiro sería una acertada decisión de hombres inteligentes; hombres quienes perfectamente saben que siempre la razón ha de imponerse ante la emoción. No nos engañemos. Ahora es el tiempo del licenciado Danilo Medina.
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