Mon, 28 Feb 2011 17:14:00
Por MAXIMO SANCHEZ*
*EL AUTOR es político. Reside en Raleigh, Estados Unidos.
Con todo el respeto que nos merecen todos los precandidatos del Partido de la Liberación Dominicana a las elecciones del 2012, aun cuando no han sido consagrados por su Comité Central, la consideración de la propuesta de Danilo Medina se ha convertido en una tarea obligatoria en el ámbito político nacional
Y es así, porque este precandidato no se ha limitado a hacer campaña o acumular fuerzas, para fines de negociaciones o para ser notado en lapalestra pública; su discurso preciso y directo sobre los asnacionales, le aseguran la atención de los sectores interesados en donde se pronuncia; el aspirante Danilo se mueve como un mago contodas las respuestas a flor de labio, lo que sin duda nos tiene anteun hombre que se ha dedicado en cuerpo y alma a una profunda reflexión sobre nuestra realidad como país.
Frente a la problemática del modelo económico, el Lic. Medina coincide con las personalidades más claras y relevantes que analizan nuestra economía; tres años atrás, escuchamos decir al presidente Fernández que el modelo económico dominicano estaba agotado, en lo que coincidió con el ministro de Planificación y Economía, Ing. Temístocles Montas, quien ha explicado en más de una ocasión en que consiste el problema y la necesidad de avocarse a un cambio de modelo o a reformar el actual. En este caso la validez de la posición de Danilo, no es su coincidencia con los criterios de los demás, sino que teniendo una explicación acertada del asunto, él también tiene un plan diseñado para solucionar el problema.
El país necesita seguir con un crecimiento económico sostenido por 15 ó 20 años más, para crear las riquezas necesarias que sostengan las estructuras de una nación desarrollada; pero al mismo tiempo se requiere un gerente con conocimiento de causas y una profunda sensibilidad social, capaz de enfrentar la deuda social básica con los millones de depauperados que sostienen la pesada carga de la pirámide social; aquí es donde el compromiso “danileano” adquiere su mayor dimensión, cuando en su discurso social expresa su confianza en el
país y su disposición a integrar al proceso de desarrollo a esos millones de pobres que esperan una mano solidaria, no para recibir un pedazo de pan un día, sino una ayuda estatal para cultivar el trigo (sentido figurado) colectar la cosecha y fabricar el pan.
Con la salida de los demás precandidatos a la pista, algunos todavía en la gatera esperando señales del cielo, deben enriquecerse las propuestas; esto, si nos debemos al país. Las negociaciones son válidas en política y son indispensables cuando garantizan una solución a La Nación.
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