23/3/2011
El presidente Leonel Fernández ha llevado al país al punto de inflexión que describe una curva positiva, el país necesita un nuevo modelo, y sin dudas que, Danilo Medina es la necesidad del cambio.
El apoyo sin reservas que dio el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) a las reformas llevada a cabo por el doctor Joaquín Balaguer al principio de la década del 90, pese al fraude electoral del que fue objeto, cuando el país atravesó una crisis tan terrible que había que hacer colas interminables en las estaciones gasolineras para conseguir combustible, permitió que, al asumir la primera magistratura del Estado, el presidente Leonel Fernández encontrara una “nave a punto de despegar”.
La estabilidad económica que trajeron como consecuencias esas reformas fiscales posibilitó que Fernández se dedicara a llevar a cabo transformaciones en el aparato del Estado que permitieron eficientizar el cobro de impuesto, lo que llevo al país a aumentar sustancialmente el Producto Interno Bruto y el Presupuesto Nacional.
Pero la República Dominicana no sólo avanzó significativamente en términos económicos, sino que las entidades estatales fueron sometidas a un proceso de modernización tal que, los ciudadanos veían con asombro como un servicio o la obtención de un documento que antes le tardaba horas o días en conseguirlo, el tiempo se redujo a minutos.
Pese a que le país le falta mucho por avanzar en la aplicación de leyes fundamentales, como las que penalizan el tráfico de influencia y la corrupción administrativa, no es menos cierto que en las gestiones del presidente Fernández se han aprobado el marco jurídico necesario para que la nación avance en ese orden.
La estabilidad económica, social, cambiaria y política ha sido de sus grandes aciertos, y durante sus mandatos la República Dominicana superó de una vez y para siempre el fantasma del fraude electoral, que tantos dolores de cabeza provocó en el pasado reciente.
El país ha avanzado, ha crecido horizontal y verticalmente, en estos tres períodos de Gobierno del doctor Leonel Fernández esta nación ha sido sacada del aislamiento en que vivía, gracias a la visión internacionalista del mandatario, lo que le ha permitido que la inversión extranjera florezca como verdolaga en el campo.
Pero también el país ha avanzado en su infraestructura desde el 1996 a la fecha, han sido construido túneles, elevados, carreteras, hospitales, escuelas, la Universidad Autónoma de Santo Domingo ha experimentado un crecimiento inusitado en su planta física y la obra cumbre del presidente Fernández, el Metro, transporta a miles de ciudadanos a sus lugares de trabajo o estudio diariamente.
Sin dudas, el presidente Leonel Fernández ha cumplido una misión importante frente al Estado Dominicano, ha hecho lo que los recursos administrados le han permitido a partir de la visión que tiene.
Ahora hacen falta otras cosas, importantes funcionarios como son los ministros de Trabajo y Planificación y Economía, así como importantes sectores de la vida nacional han manifestados que el actual modelo está agotado, que es necesario hacer un cambio de rumbo.
Este país ha tenido la sabiduría a escoger en cada momento de su historia, la persona adecuada para dirigir los destinos de la nación, acorde a las necesidades del momento.
Así como en su momento escogió al doctor Balaguer para que llevara a cabo la transición de la dictadura, al presidente Antonio Guzmán para superar el modelo balaguerista y avanzar hacia la democracia, y al doctor Leonel Fernández para adelantar hacia la modernidad y el desarrollo, sabrá escoger en las próximas elecciones al aspirante idóneo para que enfrente los problemas fundamentales que afectan al ser humano: la pobreza, la educación, el desempleo, la delincuencia, la productividad y la falta de oportunidad.
Para este momento crucial para el pueblo dominicano, hace falta un dirigente político que primero garantice mantener lo que se ha logrado hasta ahora, y que pueda llevar a cabo una gestión de gobierno donde se pueda empezar a superar esos males que padece la sociedad y que afectan sensiblemente a la población.
De los aspirantes presidenciales actuales, solo el licenciado Danilo Medina tiene un diagnóstico preciso, una visión clara, una propuesta de Gobierno y una idea acabada de lo que se necesita hacer en el país para encauzar a la nación dominicana por el camino de la solución definitiva de esos males sociales estrechamente relacionados entre sí.
La pobreza sólo es posible superarla estudiando, ha dicho Medina, pero es necesario, argumenta el aspirante presidencial, que los hijos que nacen en los sectores más deprimidos tengan acceso a una educación de calidad, a fin de que puedan competir con sus iguales provenientes de padres adinerados, y en eso el Estado debe jugar un papel de primer orden. En ese sentido plantea como de vida o muerte la tanda única y la especialización educativa a partir de las características de cada región.
Esto implica, ha explicado, que no se imparta el mismo bachillerato en una zona de desarrollo turístico a la de una región eminentemente agrícola o industrial, porque debe prepararse técnicamente a la juventud para que pueda insertarse en el mercado productivo propio del lugar donde vive, así además se evita la migración hacia la capital.
Danilo Medina tiene claro que desarrollando y mejorando el tipo de ofertas turística, es posible crear un mejor y mayor mercados para los productos agrícolas del país, posibilitando así una doble generación de riqueza y una interdependencia positiva de un sector con el otro.
Como ocurre en naciones más avanzadas, México por ejemplo, el aspirante peledeísta promulga por el desarrollo de la micro, pequeña y mediana empresa, con el padrinazgo necesario del Estado a través de los organismos crediticios, de tal manera que este tipo de empresa provea las plazas de trabajo que necesita el país, ya que debido a la tecnificación, las grandes industrias necesitan cada vez menos mano de obra.
Si los jóvenes de los sectores pobres tienen oportunidad de educarse adecuadamente y de acceder a un empleo que le permita vivir con dignidad, el nivel de delincuencia se reducirá significativamente, y por ende el Estado tendrá que invertir menos en acciones tendentes a controlar ese flagelo que afecta tan sensiblemente la convivencia social.
El presidente Leonel Fernández ha llevado al país al punto de inflexión que describe una curva positiva, el país necesita un nuevo modelo, y sin dudas que, Danilo Medina es la necesidad del cambio.
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Autor: Nicolás Mateo
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