Ramón Tejeda Read | perspectivaciudadana.com | 18-10-2010
Lo de estimular el crecimiento económico mediante la continuación de la política de construcción de infraestructura calza muy bien con la condición de presidente constructor del doctor Leonel Fernández.
La carta de intención dirigida al FMI es, por tanto, un traje a la medida.
Pero es bueno que se sepa que esa política que pone a la construcción como motor de la economía también tiene sus límites. Se sabe desde los faraones egipcios y sus monumentales pirámides, hasta Balaguer.
A este último (referente más cercano) el modelo le duró doce años. En 1978, por encima de todas las predicciones (encuestas inducidas, paternalismo y mesianismo incluidos), hubo de entregar el gobierno al PRD.
Los gobernantes perredeístas (tan dados a ver la forma y no el fondo de las cosas) creyeron que paralizando la construcción resolvían el problema, pero la crisis les estalló en las manos y todo lo empeoraron —esquema que repitieron en 2000 – 2004.
Porque la cuestión no es tampoco de construcción/no construcción, o endeudamiento/no endeudamiento, etc. Es asunto de equilibrio, como dice el pueblo: ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
Lo de la reducción del crédito también tiene su cocorícamo. Si es para el lujo, bien; pero las mipymes no pueden desarrollarse sin él. Y, que conste, Promipyme es insuficiente.
Por eso, creo más en el modelo de desarrollo que promueve Danilo Medina y que propone una articulación (agropecuaria-turismo-mipymes-industria…) mucho más anti-crisis, sostenible y redistribuidora.
No tapemos el sol con un dedo. La crisis mundial –unida a nuestras carencias y errores— nos golpea. Estamos en medio de ella. Lo siente y lo dice incluso la gente que vota PLD. Fallar en su diagnóstico y tratamiento pecando de auto-suficientes e híper-optimistas podría ser muy lamentable. Eso cree este escriba.
Santo Domingo, 18 de octubre de 2010
tejeda.ramon@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario