12/10/2010
Autor: Sergio Acevedo
"Danilo recibirá un país en marcha, con una economía problematizada, pero pujante"
Los últimos procesos electorales en el país han discurrido dentro de un ambiente festivo, casi carnavalesco, en el que los candidatos participantes han mantenido un discurso caracterizado, en lo fundamental, por querellas y enfrentamientos de naturaleza personales, en los cuales los actores pugnan por rechazarse uno y otros, pero donde la ventilación de los temas fundamentales que afectan al país han estado, lamentablemente, ausente.
La gente ha concurrido a las urnas atraídas por el atractivo y el carisma de los candidatos, pero no han contado con un catálogo en el cual estén descriptas las líneas centrales de un programa de gobierno o una ponderación abierta de las medidas a adoptar, en términos generales, en caso de ganar las elecciones. Nadie sabe lo que hará ninguno de los partidos que luchan por llegar al gobierno, no se sabe cual será su línea maestra, su plataforma de gobierno, lo que harán una vez estén instalados en el Poder.
Sólo Danilo Medina está haciendo planteamientos claros sobre las cosas que hará una vez esté instalado en el gobierno, en caso de que resulte favorecido por el voto, primero de sus compañeros de partido en las primarias que habrán de celebrarse oportunamente y, posteriormente, por el país en las elecciones del año 2012.
Su discurso descansa sobre un eje, cuyo énfasis está puesto en el combate a la pobreza, lo que implica que tiene que aumentar la calidad y el ritmo de la inversión pública y privada para generar los ingresos suficientes que permitan atender las demandas de educación, salud, empleos, carreteras, viviendas, electricidad, sin la satisfacción de esos servicios es imposible hablar de combate a la pobreza.
No puede haber desarrollo si el gobierno no crea la infraestructura de ese desarrollo, pero para tal propósito es necesario la concertación de las diversas fuerzas que interactúan en la vida social, tal es el caso de los partidos, los empresarios, la sociedad civil en su conjunto, las iglesias, los sindicatos, las asociaciones sectoriales y otras. Danilo tiene la capacidad para motorizar esa concertación que los incluya a todos, porque él es un ente de concertación, un político moderado, persuasivo, un hombre que inspira confianza.
Su discurso da en el clavo, Danilo plantea que hay que promover la inversión para que podamos mantener los niveles de crecimiento y para aumentar ese crecimiento sin el cual es imposible lograr la eficiencia en el combate a la pobreza. Es necesario un flujo mayor en el intercambio comercial, así como una corriente mucho más poderosa en la inversión privada para que el desarrollo sea sostenido. No existe otra fórmula que permita el establecimiento de la infraestructura básica que requiere el país, como son carreteras, caminos, puentes, hospitales, escuelas, sino es mediante la inversión de los recursos que demanda la construcción del edificio del desarrollo.
Abordar La lucha para la eliminación de la pobreza es un compromiso y una carga muy pesada. Es una meta a alcanzar que ni siquiera los países ricos hayan logrado a pesar de los cuantiosos recursos que disponen. Esta es una tarea que nos concierne a todos, un sólo gobierno no podría lograr a plenitud, pero contamos con una alternativa factible, cualitativamente terminado, un líder voluntarioso, que está decidido a encausar el país hacia un camino de desarrollo sostenido, sin perturbación. Danilo tiene los atributos del hombre de Estado, del trabajador infatigable, del político sensible que cuenta con las herramientas de trabajo y que sólo reclama una oportunidad para aportar sus conocimientos y experiencias en la solución de los problemas nacionales.
El país tiene en sus manos el camino, Danilo es la solución que nos abarca a todos. El habrá de convertirse en el ente aglutinante donde debemos de concurrir todos los ciudadanos amantes de la paz y del trabajo, sin importar nuestras preferencias políticas. Danilo sabe lo que hay que hacer y tiene la firme voluntad de hacerlo. Sabe que hay que incentivar a las PYMES en virtud de su gran impacto en la producción y en la generación de empleos, sabe que hay que incentivar el campo para que haya comida abundante y barata, sabe que hay que atender a todos los ciudadanos, especialmente a los jóvenes y las mujeres.
Danilo sabe que hay que aumentar el volumen y la calidad del gasto social, que tenemos que ser eficientes en las inversiones, especialmente aquellas que van destinadas a la salud y la educación, por ser éstos los renglones que mas reditúan. Hay que elevar los atributos del empleo y mejorar la calidad de los recursos humanos, tenemos que competir haciendo ofertas irrefragables.
Esta visión desarrollista de Danilo es la misma que postula Leonel, sólo que el presidente al asumir la dirección de la cosa pública tuvo que dedicar mucho tiempo a la organización de la economía, diezmada por la irrupción del ciclón Hipólito y, posteriormente, por los ingentes problemas que ha tenido la economía mundial, fruto de la depresión en que se sumieron todas las potencias mundiales.
Danilo recibirá un país en marcha, con una economía problematizada, pero pujante. A él le toca darle continuidad y superar las dificultades para que haya una presencia del PLD en función de gobierno por muchos años. La alternabilidad de un dirigente peledeista en el gobierno va a generar una cantera de liderazgos que será de gran salud para nuestra democracia, siendo Leonel el principal activo y tutela de ese proceso. Leonel tendrá siempre las puertas abiertas para volver porque su liderazgo habrá de gravitar por muchísimos años en la política vernácula, siendo un hombre joven como es.
No debemos abrigar dudas, Danilo será el candidato de todos los peledeista, y el presidente de todos los dominicanos, poniendo siempre a Dios en primer plano.
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