31/8/2010
Luego de las elecciones de medio termino de mayo pasado, las lluvias y la primavera auguraban éxito para un buen sembrador. Así, un hombre tranquilo, sin muchos aspavientos, y sin dejarse influenciar de comentarios interesados en distraer la atención de la objetividad de los resultados electorales recién pasados; comenzó la cuidadosa siembra de una semilla que ha venido atesorando por años.
Danilo Medina percibió que el momento era propicio para atender los reclamos de diferentes sectores de la sociedad dominicana, que han visto en su proyecto una esperanza, frente al desánimo y la frustración generados en nuestras comunidades en estos tiempos de confusión. La violencia criminal que se genera desde el corazón hasta los márgenes de la sociedad, está dejando como consecuencia una sensación de desaliento que no puede ser desatendida por la responsabilidad del liderazgo nacional.
Los sectores excluidos y las enormes masas de campesinos marginados, hacinados en los bordes de cada una de nuestras ciudades, se sienten desamparados, frente al bandolerismo creciente que se adueña de los espacios con impunidad y desafío. La desfachatez del micro tráfico de narcóticos en nuestros barrios hace que nuestros habitantes decentes miren con la vista nublada sin distinguir quien les auxiliará.
Esta es sin dudas una de las necesidades que llenará el proyecto de Danilo Medina Sánchez; el pueblo necesita no solo palabras y promesas para volver a la senda de esperanza labrada por el Partido de la Liberación Dominicana en décadas recientes. Necesita de un hombre que sabiamente desafíe la adversidad y que rescate esa luz promisoria que nos acompañó por tanto tiempo.
Y ese sembrador necesario, no es otro que Danilo, quien ahora navega con el viento a su favor.
Autor: Maximo Sanchez
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