Danilo es mejor

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20 Abril 2012
Efraín Guerra Carbuccia
A poco más de un mes para las elecciones el 52 por ciento de los dominicanos con edad de votar han elegido, según las encuestas serias, que Danilo Medina es el próximo presidente que habrá de gobernarnos hasta el 2016.

Y la desición de esa mayoría de la población no es por otra razón, han preferido un cambio seguro y han rechazado la vuelta a la improvisación y al caos.

Esta determinación popular que irá creciendo en la medida en que se acerquen más los comicios, es puramente racional, porque el candidato morado marca una gran diferencia con el candidato pepehachista.

Danilo es un hombre de creencias profundas, más que de ideas aéreas, Hipólito representa al politico improvisado. Danilo quiere llegar a la presidencia con el propósito de abanderar la ética y la moralidad, Hipólito por el contrario aspira para renovar el circo de la chabacanería, Danilo presenta una propuesta pragmática, Hipólito se aferra a la teoría. Danilo es capaz y trabajador, Hipólito por el contrario, inepto y amañado.

Hipólito no cuenta con un pensamiento estratégico para afrontar con éxito los grandes desafíos que tiene por delante en la actual coyuntura que vive el mundo, Danilo ha demostrado ser un hombre avezado y competente, sus propuestas son claras y muy definidas. El diario vivir de Hipólito es de chistes e insultos; Danilo promueve actos serios a la altura de un verdadero politico.

En cuanto a la formación de ambos candidatos y la valoración de la sociedad dominicana, Hipólito Mejía resulta altamente afectado no solo por lo grosero, indelicado e improvisado que resulta al exponer sus posibles soluciones frente a los temas en debate, sino por el desastre económico en que dejó al país luego de su pasado mandato.

Danilo Medina en cambio, luce seguro y autosuficiente al abordar los temas en litigio y puede presentar una propuesta programática superadora de la propia ejecución de Fernández sin tener que renegar de la obra de gobierno de este.

Hipólito es incapaz de pensar, analizar, solo basta abrir la boca para cometer indelicadezas monstruosas que abren sus interioridades, tal como su desliz de mostrarse ante el mundo como racista empedernido. Llamar despectivamente africano al presidente Obama, sólo por ser negro, pudiera generar un problema diplomático de dimensiones insospechadas con nuestro mayor socio comercial.

Pero además, ni siquiera pudo recordar que este país está conformado con un 75 por ciento de la población mulata, fruto de la mezcla entre europeos y africanos; un 15 por ciento es de origen europeo y un diez por ciento negro.

Por amor de Dios, no es tan difícil ver lo que está a la vista: no insulten al asno, es un buen animal.

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