jueves, 28 de julio de 2011

Lula y Danilo

27/7/2011
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El ex presidente brasileño Ignacio Lula Da Silva acaba de enviarnos una señal que no debe ser obviada por la sociedad dominicana. El líder brasileño dijo: “…Danilo tiene todas las condiciones de hacer por la República Dominicana lo mismo que hicimos por Brasil, donde logramos reducir de forma significativa la pobreza e incluimos más de 39 millones de personas en la clase media”. Esa proeza del paso de Lula por el poder no es un invento, el dato (la hazaña), está registrado y avalado en todos los organismos mundiales que miden y monitorean los índices y avances en materia de inclusión social y de combate a la pobreza.

Y esa certeza de Lula sobre Danilo, que nadie crea que es fortuita o fruto de una alegre cortesía del que tiene -como líder y dirigente de vieja trayectoria latinoamericana- el conocimiento cabal del espectro político-ideológico de los liderazgos hemisféricos establecidos o por emerger, si no, porque intuye y lee en la propuesta programática de Danilo Medina los ejes nodales de una acertada y puntual estrategia para encarar con carácter prioritario y sistemático los nudos histórico-estructurales que dificultan el desarrollo integral de la sociedad dominicana.

Lula supo tomar distancia y diferenciarse, sin alejarse, de Chávez, de Correa y de Evo. Y lo hizo no por incompatibilidad ideológica, sino, porque entendió que su agenda y papel en el hemisferio era otro: encarar con carácter de urgencia -primero- las abismales brechas entre ricos y pobres en su país. Pero también, la emergencia de Brasil en los mercados internacionales, en la innovación de energía alterna, en la aviación comercial-militar; y en el papel que su economía, sus riquezas naturales y su inmensidad geografía-poblacional hemisférica le demandaba.

Igual, Danilo Medina, sabe de más que el Presidente Leonel Fernández Reyna, ha hecho recorrer un largo trecho en esa ruta hacia el desarrollo integral (y mientras, implementando programas sociales de impacto inmediato), posicionando estratégicamente el país en el mapa internacional y sembrando -a través de los programas de becas de estudio de grado, maestría y doctorado internacional-, a corto y a largo plazo, el soporte técnico-científico necesario para el despegue tecnológico-industrial del país. Ese empalme de la conjunción de recursos humanos calificados y la ejecución de política públicas enfocadas en la agenda social marcará el inicio de una nueva era de cambios y de transformaciones que tocará a Danilo Medina regentear y conducir con el apoyo de un amplio abanico de fuerzas políticas y de sectores múltiple-heterogéneos que conscientes e imbuidos de la necesidad de rupturas nacionales -con la forma de hacer política y de ejercicio del poder- en un marco concensuado y de pacto social, harán sus contribuciones para cerrar o atenuar las brechas abismales entre ricos y pobres cada vez mas palpable en nuestro país.

Lo de Danilo Medina, será como lo ha dicho: cuatro años para iniciar el despegue y dejar sentado el compromiso institucional de la continuidad, luego, que venga otro Presidente, a seguir en líneas generales, y sin desvío, la ruta trazada hacia el desarrollo integral. En ese objetivo supremo, no habrá transacción ni posposiciones. Danilo Medina tiene la inquebrantable voluntad política y la convicción ética-programática para no claudicar porque además está formado y fraguado en el referente-paradigma: Juan Bosch.

Finalmente, hay en Lula y Danilo una coincidencia muy marcada: ambos -antes de llegar al poder- hicieron un compromiso-apuesta solemne a favor de los excluidos, de los marginados y de los “invisibilizados”. Ese compromiso en Lula ya es un legado imborrable, en Danilo Medina, es la más portentosa esperanza nacional de cambio.

Otra cosa (por ejemplo: Hipólito-PRD), sería un potrero, o peor aún, el abismo. Oigamos pues a Lula; pero, sobre todo, reparemos en Danilo Medina y su propuesta programática.
Autor: Fco. S. Cruz

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