lunes, 18 de julio de 2011

Danilo y el modelo económico actual

Ramón Tejeda Read | perspectivaciudadana.com | 18-07-2011
Si algo ha caracterizado el modelo económico que padecemos es su extraordinaria capacidad de concentración de la riqueza; de monopolización y de oligopolizaciòn (si cabe el término) de la actividad comercial y productiva y la consecuente monopolización, por tanto, de la prosperidad y el bienestar en una minoría privilegiada.

En ningún momento es tan dramáticamente visible esa condición concentradora del modelo económico y social actual como en los momentos de crisis económicas que él mismo genera.

En los países desarrollados, la miseria crece, aumenta el desempleo, se afecta gravemente y de manera equivocada el estado de bienestar con políticas restrictivas del gasto gubernamental; se cierran programas sociales y se apela a la austeridad para los de abajo, mientras los de arriba declaran importantes ganancias (el sector financiero primero) y los gobiernos devienen en vulgares gerentes o intermediarios represivos entre prestamistas y deudores.

En países como el nuestro es posible palpar el fenómeno terrible y violento de esa concentración de la riqueza y del bienestar. En un solo día, por ejemplo, coinciden varios espectáculos importantes y son usualmente exitosos. ¿Quiénes acuden a tales actos? Los que pueden pagarlos. Sobretodo, clase alta y media alta.

Los negocios pequeños están en graves aprietos; muchos desaparecen, otros se quedan rezagados, se endeudan hasta el final y, mientras la crisis hace languidecer a los sectores menos favorecidos y a los pobres, los grandes centros comerciales de las grandes ciudades, sobretodo de la Capital, permanecen repletos y el sector más favorecido mantiene los resorts en buena salud.

Es, en lo pequeño y en lo grande, el fenómeno violento y lacerante de la concentración de la riqueza que produce la sociedad en los sectores altos y dominantes de la sociedad. Un modelo económico y social de tal naturaleza tiene que ser violento por obligación y, en consecuencia, tiene que generar niveles muy altos de violencia económica y social. De otro modo no es posible.

De ahí la importancia del modelo distribuidor que propone Danilo Medina el cual sugiere fórmulas de distribución más justas y participativas del ingreso nacional. Y ese proceso, contrario a lo que plantea el modelo neoliberal ortodoxo, tiene que patrocinarlo el Estado.

Las políticas que anuncia Danilo Medina dirigidas hacia el sector agropecuario del país, hacia la industria y el turismo y hacia la micro, la mediana y la pequeña empresas son, indudablemente, una tabla de salvación ante el modelo económico violento y concentrador que se nos impone y ante la crisis internacional que acogota a las economías débiles.
Santo Domingo, 18 de julio de 2011
tejeda.ramon@gmail.com

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