Julio Martínez Pozo | elnacional.com.do | 24-07-2011
Algo husmea la campaña de Hipólito Mejía, que ha mostrado apuros en autoconvencerse de que supuestamente mantiene amplia ventaja frente a la candidatura del PLD. Esta semana, sin mostrar una sola encuesta de peso que avale esa afirmación, tanto el candidato vicepresidencial, como la encargada de encuestas del PRD, hablaron de una ventaja de veinte puntos, resultados muy alejados de los recogidos por Gallup y Penn and Schoen, levantadas en el pico de la candidatura de Mejía cuando el PLD aún no había definido su candidato.
El mismo experimento se hizo en las elecciones de medio término del 2010. El PRD mantuvo en los medios que Milagros Ortiz Bosch aventajaba con más de 15 puntos a Reinaldo Pared, basados en una medición del Centro Económico del Cibao, levantada sin que se hubiese iniciado la campaña del candidato del PLD, luego las mismas mediciones de esa firma fueron marcando otras tendencias, pero no cambiaron el casete.
Probablemente ya saben cosas que les han de resultar preocupantes: la número uno, que su candidato ha estado bajando, la dos, que el candidato del PLD no ha descendido un punto pese a la coyuntura adversa por la que atravesó el gobierno, y que por el contrario va en ascenso.
Estarán enterados de que ejercicios proyectados con más de una fórmula vicepresidencial, dan ganancia en primera vuelta al PLD. No es del aire que se ha alimentado el movimiento de los que procuran un cambio de la candidatura vicepresidencial del PRD, apostando a una unificación real.
Aunque el gobierno pueda padecer impopularidad por las alzas de los combustibles, con la aprobación por el FMI de la quinta y sexta revisión del acuerdo Stand By, y la subsiguiente erogación de más de 300 millones de dólares y con la colocación de 500 millones de bonos soberanos, y la aprobación de la ley de bonos para la deuda pública interna, la economía adquiere otra dinámica.
La demostración de que saben del fortalecimiento de Danilo Medina, es que han empezado a confrontarlo, cambiando la línea de desprestigiar el gobierno por una acción combinada, que atribuya las acciones negativas al candidato, al que endilgan el alza de los combustibles como si fijara los precios internacionales del petróleo, que la ley promovida por el PRD toma como parámetro para los costos locales.
Pero los electores saben que Danilo Medina es un peledeísta con ideas muy propias, que apoya la gestión de su partido, pero tiene cinco años fuera del tren, que los ha dedicado a estudiar los problemas que aquejan a la sociedad, para aportar soluciones, y que su trayectoria ha sido la de un político al que ni por asomo se le ha vinculado con acciones de corrupción.
Puede hablar de corregir lo que está mal, porque es un hombre vertical que entiende que al Estado se va a servir; puede continuar lo que está bien, porque lo valora y no le anima empañar la labor de nadie, y puede hacer lo que nunca se ha hecho, porque tiene la firme voluntad de transformar la sociedad y se ha preparado para lograrlo.
Es Danilo, y no tiene que camuflar su nombre bajo un apodo para no avivar pésimos recuerdos.
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