viernes, 5 de noviembre de 2010

Danilo y el discurso político



5/11/2010

Hace solo unas semanas decíamos con respecto a un personaje político nuestro, de esos que lanzan papeletas desde sus vehículos y que sus mítines se caracterizan por la repartidera de gallinas ponedoras, piernas de salami y puercas preñadas; que además de deslumbrar a los electores con aterrizajes en helicópteros, y una exhibición de bienes inconmensurables, es necesario un discurso coherente con la realidad social y económica de los diferentes sectores nacionales que deciden las justas electorales.

Escuchando las expresiones del precandidato presidencial del PLD para las elecciones del 2012, Lic. Danilo Medina, tenemos que concluir en dos razonamientos muy a su favor; primero la madurez de su accionar no deja la menor duda de que ha asimilado positivamente las experiencias pasadas y de que su paso pausado y seguro lo conduce inexorablemente por el camino del éxito.

Segundo (y aquí está el ingrediente más importante para los electores), sus expresiones están comprometidas con un discurso que involucra un inmenso reto frente a La Nación; en el momento de asumir la frase de que “en política, quien no vive para servir no sirve para vivir”, él está asumiendo un enorme desafío, al mismo tiempo que interpreta los deseos de una buena parte de la población que espera por un cambio de rumbo de toda la sociedad y en especial de sus dirigentes políticos.

Asumir un discurso político no solo es sumar a una carpeta de propuestas frases sonoras y un circunloquio interminable, para no permitir a los demás dejarse oír; para asumir un discurso primero hay que conocer los problemas de la sociedad, haberlos parpado muy de cerca y porque no, haberlos sufrido. Conociendo los sufrimientos de sus semejantes a un líder sincero y coherente no le será difícil enarbolar el conjunto de propuestas que exitosamente puedan atenuar o dar fin a esos problemas sociales.

Cuando Danilo dice que para un pobre, su pobreza es como una reja de acero de donde es imposible escapar, de seguro que imagina a uno de nuestros “Nandos” que trepa en la parte atrás de un camión cargado de habichuelas o plátanos en San Juan de la Maguana o Barahona y decide ir a la ciudad Capital, en esa difícil condición de viaje a explorar una esperanza de escapar de las terribles condiciones materiales de existencia que le brinda su lar nativo. ¡Pero figúrese usted, a la Capital! Desarmado profesional y económicamente. ¿A cual rincón marginado de los mercados de productos agrícolas o a cual orilla de río irá a parar Nando? Y es ahí donde se confirma su expresión de la jaula de acero; nuestros pobres escapan de un furioso toro, de puntiagudos cuernos, y van a parar a un oscuro laberinto donde solo distinguen el brillo de los ojos de docenas de fieras cuya pelambre desconocen.

Danilo con su discurso demuestra que conoce la procedencia del hambre, la carencia, la falta de oportunidades, y la falta de herramientas adecuadas de nuestros marginados para abrirse camino en un medio que les niega todo. Pero con sus expresiones él no solo denuncia una realidad lacerante que gangrena cada día el país, sino que propone planes y soluciones para ser aplicados desde las cúspides de mando del Estado.

A comienzos de la crisis económica global, en el 2008, The Economist un semanario ingles enfocado en política internacional y negocios, en su afán de señalar cuales serían los países más afectados o menos afectados por esta crisis; decía que Brasil sería uno de los menos dañados por la misma, y basaba sus afirmaciones en el modelo de desarrollo que este país había adoptado en la última década; la publicación llegaba al punto de calificar al gigante del cono sur como el fenómeno económico del comienzo del siglo XXl.

Esta acotación la hacemos porque fue en la campaña presidencial del 2000, cuando el candidato Danilo Medina planteó la expansión del mercado interno, mediante el incremento de la capacidad de consumo de las masas populares; se proponía desbordar los recursos desde las pimes (pequeñas empresas) para que fueran captados por los más pobres y estos adquirieran capacidad de compra. Brasil aplicó exactamente ese patrón y hoy elige a una gran mujer como presidente para continuar el modelo que llenó a este país de progreso y al presidente Lula de popularidad y satisfacción.

En nuestro país cualquiera dice tener razón y conocimiento exhibiendo solo la sonoridad de su voz, cargada de criterios vacuos. Así fuimos conducidos en una ocasión a elegir al menos capaz de los graciosos, y… ¡que caro hemos pagado esos cuatro años de diversión ajena! A ocho años de ese desastre, todavía el aire se siente rancio. En mayo del 2012 la disyuntiva podría parecerse, y el pueblo soberano tendrá la última palabra.

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Autor: Maximo Sanchez

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