Luis R. Santos | perspectivaciudadana.com | 14-11-2010
Cada época perfila al hombre o a la mujer más idóneo para enfrentar los retos del momento. Siempre ha sido así y las sociedades conscientes suelen tener la inteligencia suficiente para identificar a ese hombre o mujer. En la actual coyuntura Danilo Medina ha dado muestras fehacientes de que es el hombre apropiado para dirigir al país.
Para sustentar mis aseveraciones, me permitiré explicar cómo entré en contacto con Medina y enterarme de su visión de país.
Hace más de un año, un amigo insistió para que yo participara en un encuentro que celebraría en su casa con Danilo Medina, y en el que participarían profesionales de distintas ramas. Escéptico como soy cuando se trata de políticos, por las malas experiencias que viví cuando fui militante de un partido, tenía mis reservas de si valía la pena ir a escuchar a otro político vendernos el paraíso. Finalmente asistí.
Durante más de dos horas Danilo Medina explicó su visión de país. Luego respondió a todas las preguntas que le hicieron.
Habló de su plan a largo plazo y concertado con todos los sectores nacionales para enrumbar la educación dominicana por el camino correcto. Expuso las estrategias que implementaría para poner en orden la migración haitiana; asimismo, lo que hay que hacer para que el crecimiento de la economía llegue a la mayoría de la población, para que se derrame hasta las capas más pobres de la sociedad, para hacerlos salir de la desgraciada franja de la pobreza extrema. Argumentó con mucha claridad sobre su proyecto para en cuatro años lograr que al país lleguen diez millones de turistas, y lo conectó con la necesidad que tenemos de impulsar de manera decisiva la producción agropecuaria. Con igual certeza habló de cómo impulsaría la creación de empleo y la forma de aumentar el poder adquisitivo de la clase media.
Yo no abrí la boca, me limité a escuchar.
Allí también me enteré de que mientras algunos sectores creían que Danilo estaba inactivo, en profundo proceso de introspección, al contrario, se mantenía escuchando a los distintos sectores que inciden en el país. Escuchando y compartiendo ideas con empresarios, profesionales, intelectuales, religiosos.
Luego, al terminar la actividad formal, mientras compartíamos un refrigerio, me le acerqué y le dije: Licenciado Medina, sería una lástima que un hombre con tanta claridad sobre lo que hay que hacer para sacar este país hacia delante no se le diera la oportunidad de ser presidente de la República. Pero ahí mismo le remaché: Peor sería aún que un hombre con tanta claridad sobre lo que hay que hacer desde el Poder Ejecutivo llegase a la presidencia de la República y nos diera más de lo mismo.
Entablamos un diálogo y me dijo que él más que nadie era consciente de que el cuatrenio 2012-2016 que se avecina será de gran trascendencia para determinar el rumbo definitivo que tomará el país, y agregó que dependiendo de las ejecutorias de las autoridades durante ese lapso la democracia dominicana podría resultar fortalecida o por el contrario tomar el camino que daría al traste con la estabilidad política y social.
A partir de ese día, aún y a pesar de que tengo escrita la novela Paraíso Para Perversos, donde poder y partidos salen muy mal parados, estoy convencido de que Danilo es el político con más visión y claridad que tenemos en la actual coyuntura, y que dentro de esta democracia deficiente tenemos que abogar por eso, porque los hombres y mujeres más capaces accedan al poder.
La primera palabra la tienen los peledeístas. Y luego, muchísimos otros dominicanos y dominicanas que aspiramos a que las luces que han tenido los gobiernos peledeístas se potencien al máximo y las sombras y nubarrones se disipen.
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