21 de noviembre de 2011
Por: Roberto Rodríguez-Marchena roberto@perspectivaciudadana.com
Hoy lunes el matutino Hoy comenzó a publicar una nueva entrega de la encuesta Gallup –previsiblemente la última de este año- que recoge las respuestas de ciudadanos y ciudadanas sobre sus preferencias por los candidatos presidenciales, el peso de la candidatura vicepresidencial en la decisión de los electores, la preferencia electoral por regiones, edades y género, entre otros.
Aunque en los 4 últimos procesos electorales ha sido menos certera en sus vaticinios que SIGMA-DOS y que ASISA, la encuesta Gallup, contratada y difundida por el Grupo Corripio, el más poderoso grupo mediático de la República Dominicana (propietario de 3 canales de TV y tres diarios –dos matutinos, uno de ellos gratuito y el único vespertino- y accionista importante de otro matutino) debe merecer nuestra atención por su impacto en la construcción de percepciones electorales en los votantes dominicanos. No es palabra de Dios, ni nada que se parezca, pero, por la imagen de respetabilidad que ha construido entre las empresas encuestadoras que operan en nuestro país, muchos votantes le confieren credibilidad a sus hallazgos/revelaciones.
Pero antes de comentar sus hallazgos publicados hoy, es preciso explicar porqué Hipólito, que se paseaba meses atrás con encuestas debajo del brazo, ahora las desacredita y las acusa a todas de estar vendidas, corrompidas y falseadas. El amor loco de entonces por las encuestas, ahora es odio. No las quiere ver, ni que le hablen de ellas.
La guerra de las encuestas versus la política real.
Al disponer de una ventaja de 3 meses en la definición de su candidatura, recordemos que las primarias en el PRD fueron el 6 de marzo y las del PLD el 26 de junio, lo que permitió –algo absolutamente normal- salir puntero en las preferencias electorales, Hipólito –mal aconsejado- tomó el camino de la guerra de encuestas, es decir, hacer proselitismo a base de “encuestazos limpios”- para recabar apoyos empresariales e impresionar a la opinión pública. No entendió la transitoriedad/fragilidad de su ventaja, ni tampoco la naturaleza/transitoriedad de la desventaja inicial de Danilo. Creyó que tenía el juego ganado por adelantado, se puso a perder tiempo en salidas y silencios, desmovilizó y ablandó la voluntad de sus electores.
El primer error de Hipólito fue creer que las encuestas y los medios (incluido el comité político mediático del PPH) podían sustituir el trabajo político real. El segundo error fue la apuesta electoral carroñera “Cuanto peor, mejor” que consistió en creer –y desear por supuesto- que como resultado de los acuerdos con el FMI y la crisis económica global, República Dominicana seguiría los pasos de Letonia, Irlanda, Grecia, Portugal, Italia y España de agravamiento de las condiciones laborales, sanitarias, educativas y de transporte con carácter irremediable, con un gobierno (el de Leonel) amarrado de pies y manos, perdida la estabilidad macroeconómica, cercado por los acreedores, congelado el crédito, se provocaría –sin tener que hacer ningún esfuerzo y cuestión de tiempo- un vuelco en las preferencias políticas favorables a su candidatura. El tercer error, sus consabidas declaraciones destempladas, comenzando por aquellas sobre el Banco Agrícola, pasando por enfrentar a los organismos multilaterales de crédito, al FMI, adelantar la cancelación de la tarjeta Solidaridad, la advertencia de que no pagaría a los proveedores del Estado, que desconocería los avances en la carrera administrativa pasando un rodillo a los empleados públicos, su insistencia para que Leonel aumente la tarifa eléctrica y, recientemente, impugnando la presencia de algunos funcionarios en la Junta Central Electoral.
En cambio, el diagnóstico de Danilo fue y se ha venido revelando correcto: luego de ser proclamado candidato, con un partido con 2 millones doscientos mil miembros y casi medio millón de afiliados en movimientos de apoyo del Sector Externo con Danilo (SED), con el apoyo formidable del Bloque Progresista, que ha ganado los últimos cuatro procesos electorales, la tarea fundamental y primera era y es unirlos y energizarlos; lo segundo, continuar dando a conocer sus propuestas de solución a los desafíos e ilusiones de familias y negocios; y tercero, convocar a la movilización ciudadana en pos de alcanzar el poder, de ahí las visitas semanales y marchas caravanas en todas las provincias del país. Como se aprecia, en la práctica política de Danilo no hay lugar para guerra de encuestas, sino de la política real, de la política entendida y practicada como pedagogía y trabajo organizativo planificado y evaluado.
Hipólito se embarcó solito en su guerra de encuestas y acaba de perderla. Ahora las desacredita porque no hay manera de ponerlas a decir todo lo que él quisiera que dijeran. La ganó Danilo, sin librarla, sin participar en ella. La política real de Danilo, vuelvo y reitero, la de la política como pedagogía y trabajo organizativo planificado y evaluado derrotó a Hipólito y su guerra de encuestas. Desconcertado, turulato, Hipólito anda dando palos a ciegas.
¿Qué decir de la Gallup de hoy?
Comentar encuestas ajenas no ha sido costumbre nuestra. Tampoco lo vamos hacer hoy. El debate político que le interesa a las familias y negocios no son los hallazgos ciertos, aproximados o falsos de empresas encuestadoras y medios de comunicación. La tarea a la que están convocados los candidatos en una campaña electoral es a hacer propuestas de solución a males, problemas e ilusiones de la gente. Esa es la agenda de Danilo y, por tanto, la nuestra. Danilo no anda llevándose de lo que dicen otros, sino de lo que siente, ve y palpa como político experimentado. Ni le preocupa, ni le alegra, tampoco le molesta que unas lo pongan arriba, abajo o en empate técnico. El está ocupado haciendo el trabajo que tiene que hacer. Y nuestras encuestas, realizadas por tres empresas encuestadoras en las primeras semanas de noviembre revelaron el mismo fenómeno: Danilo habiendo sobrepasado a Hipólito, es decir, un empate técnico con Danilo arriba por dos y por tres puntos, según la encuesta.
Esta publicación de Gallup por el diario Hoy no nos sorprende. Tampoco dice cosas no supiéramos desde hace siete semanas y que ya no supiera el pueblo dominicano: el formidable crecimiento de la candidatura de Danilo Medina. Confirma lo que muchas otras vienen diciendo: la sostenida y creciente tendencia al crecimiento de Danilo Medina. Eso es lo importante. Y lo que cuenta. Que la suma por aquí y por allá de más o menos, poco importa. Es la naturaleza del fenómeno político Danilo lo que importa. Pero además, ha sido esa la historia del PLD y del PRD en los últimos procesos electorales: el PRD arranca con mucho ímpetu y va perdiendo fuerza y empuje en la medida que avanza la campaña electoral para terminar perdiendo; con el PLD ha ocurrido lo contrario: toma fuerza, sube, sube, en la medida que avanza la campaña y gana, como ha ganado las elecciones más recientes.
Pero además -y esto si es importante, porque va dirigido a nosotros y nosotras-, nuestro plan y nuestro trabajo, conducido brillantemente bien por Danilo, ha sido exitoso y que debemos persistir con mayor entrega, con mayor entusiasmo, con mayor cercanía a la gente, para seguir ganando sus corazones, y consolidar y ampliar la ventaja de la que ya dispone Danilo.
La Gallup, como las demás encuestas, vienen a confirmar el dicho popular que dice: No van lejos los de alante si los de atrás corren bien. ¡Y que bien ha corrido Danilo! ¡Y que bien han corrido los dirigentes y miembros del Partido, del Sector Externo con Danilo y del Bloque Progresista!
Un compañero llamó esta mañana temprano para decirme: “Lo logramos. Empatamos el juego, nos fuimos a extrainnings y Danilo es homeclub.”