lunes, 10 de octubre de 2011

Recordar ¿Es vivir?

9/10/2011

El Lic. Roberto Rodríguez Marchena, vocero oficial del Lic. Danilo Medina, candidato presidencial del PLD, regularmente hace esta pregunta. ¿Qué recuerdan ustedes del Gobierno del Ing. Hipólito Mejía y su pepehache?

Nosotros nos pusimos a hacer unos ejercicios de memoria y recordamos lo siguiente.

Dice un refrán que “A quien madruga Dios lo ayuda” El Ing. Mejía en su gobierno nos enseñó a madrugar, pues para tratar de conseguir un poco de gas de cocinar, teníamos que levantarnos a las dos de la mañana para ir a hacer una larga fila en las estaciones de expendio de ese combustible.

También se preocupó porque comiéramos sano. Los médicos dicen que mientras menos cocinemos nuestros alimentos es mucho más saludable. Que es preferible, cuando se pueda, comer alimentos crudos. Pues bien, después de pasarnos horas interminables en las filas de las distribuidoras de gas propano, cuando llegaba nuestro turno, regularmente el GLP se había terminado. En consecuencia, estufa apagada y no podíamos cocer nuestros alimentos. Teníamos que inventar con frutas y vegetales que no requerían cocimiento.

El Ing. Hipólito Mejía, en su gobierno, nos conminó y lo logró, a que hiciéramos ejercicios físicos, pues es muy bueno para la salud. Cuando cansados de recorrer la mayoría de las gasolineras de la ciudad y no encontrar ni siquiera un galón de gasolina o gasoil, optábamos por guardar el vehículo y hacer todas las diligencias a pies, pues no había alternativas. ¡Tuvimos que caminar muchísimo!

Don Hipólito nos hizo renacer el romanticismo, ya que al no haber fuel oil para mantener encendidas las plantas generadoras de energía, los apagones se hicieron cotidianos y nos acostumbraron a cenar con velas ¡Que romántico!

Como tampoco se podía ver la televisión, por las mismas razones de los apagones, El Presidente Mejía pensó en como traerle al pueblo dominicano el suspenso y el horror de las películas de Alfred Hitchcock y sorprendió a la población con una inflación descontrolada que dispararon los precios en los supermercados los cuales pasaron a ser “La casa del terror”. Si usted quería emociones fuertes, solo tenía que ir a uno de estos centros de distribución de comestibles y preguntar por los precios de cualquier artículo de la canasta familiar.

Todo en ese gobierno, cual Chapulin Colorado, fue fríamente calculado. El dólar americano osó enfrentarse al peso dominicano y nuestra moneda le dio una pela de 60 a 1.

Si la calle estaba dura, Hipólito nos enseñaba a caminar por la acera.

Nos conminó a practicar como se pone un huevo.

Le mostró a un camarógrafo de la televisión nacional como se ahorraba energía diciéndole: “Apágame la mierda esa”

No discriminó cuando de montar a un ciudadano en el helicóptero Presidencial se trataba, pues recordamos que envió al mismísimo jefe de la Policía Nacional a buscar un ciudadano en el lejano sur que dijo que no era verdad que había agua en su comunidad.

Hipólito fue un artífice del repentismo. Lo ratificó la vez que dijo: "Ninguna Agenda, la Agenda la hago yo cuando me levanto, por la mañana"

A los jóvenes les recomendó volver al lápiz y al papel y se puso como ejemplo. "Yo no pierdo mi tiempo jugando en las estúpidas computadoras esas, con el Internet del carajo ese"

Nos convenció de que no diferenciaba a la hora de dar un boche. "El cardenal que siga rezando sus oraciones y que me deje tranquilo"

Promovió el turismo dominicano situando nuestras mujeres en la bajura, diciendo “En la República Dominicana, tenemos muchas cosas que ofrecer. . . Mujeres negras, mulatas y unas cuantas blanquitas que aun aparecen”.

El machismo llegó a su cenit en el gobierno del guapo de Gurabo "Yo mandé a Milagros (la vice presidenta) a la inauguración del mausoleo de las hermanas Mirabal en Salcedo . . . Porque eso es cosa de mujeres y yo no buscaba nada ahí"

¡Claro que recordamos! Señor Rodríguez Marchena. Como olvidarnos de un Presidente de la República que compitió en una encuesta radial con el diablo y perdió del mismísimo Satanás.
Autor: Carlos McCoy

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