viernes, 7 de octubre de 2011

Danilo: cambio sin traumas

Puntos de vista 7 Octubre 2011
Manuel Fermín
Son 1,063,617 los peledeístas, de acuerdo al último boletín emitido por la Comisión Electoral, que votaron en las elecciones celebradas el 26 de junio de 2011, y que ganara ampliamente Danilo Medina con el 87% de los votos emitidos. Así se inicia su carrera presidencial, y sienta un derecho que tiene como candidato del PLD de establecer compromisos a fin de garantizar el triunfo de su organización política.

Sé que los volátiles sondeos han destacado triunfalismo y euforia en el PPH y la incredulidad en el PLD que, aunque no los ha deslegitimizado, es reticente a creerlos. Pero es necesario advertir que en Brasil hubo una favorita de Lula y un favorito de los sondeos (José Serra 58%) ñal inicioñ, y luego ganó la favorita de Lula. Y para confirmar el aserto, Dilma no es Lula y ha podido diferenciarse; asimismo sucede en Colombia con Santos y Uribe. Entonces, Medina no es el alter ego ni el sosias de Leonel. Mejía sí es lo mismo, pero agravado.

Danilo Medina no es un aficionado tardío de la política. Desde muy joven viene dedicando sus mejores horas al trabajo político serio, sin intermitencia, lo que le ha permitido conocer detalladamente cada uno de los problemas nacionales.

Él da el concepto de ser un demócrata más formalista, y su discurso de proclamación pronunciado con madurez y la sabiduría de un hombre de Estado, consciente de la realidad propia de un país con dificultades que arredran al más entusiasmado de los líderes de hoy; y con elogios sin fin para el líder y presidente Fernández y el Gobierno.

Puede decirse que ha montado un acuerdo que quisieran sus adversarios dar a entender que existe un desacuerdo irreconciliable con el líder de su partido. Realmente se reveló la altura política del orador y del político.

Danilo tiene una visión de conjunto, es inteligente, flexible y busca el consenso, ¡qué mejoría con respecto a su oponente! Por tanto, a pesar de que el mundo viene mostrando severas lecciones para la cautela, él no deja la toma de decisiones sujetas sólo a esa realidad.

Por el contrario, es creativo en sus planes y oferta de políticas públicas dirigidas al desarrollo de los sectores productivos, siempre interpretando las estadísticas con modestia, pero sin dejar caminos demagógicos abiertos para llevarnos a una suerte de “tierra prometida”. Y lo pude comprobar cuando hizo su ponencia ante el XII Encuentro de Líderes Agropecuarios organizado por la Junta Agroempresarial Dominicana, en Bávaro, República Dominicana, para ponderar diez propuestas de políticas públicas dirigidas a fortalecer la competitividad y rentabilidad agropecuaria.

Él es consciente de las limitaciones en el financiamiento del sector para alcanzar la modernización y la superación del rezago tecnológico. De su propuesta se desprende: modificar la Ley No. 6186 para reformar la estructura organizativa y operativa del Bagrícola, convirtiéndolo en un banco de segundo piso con dos plataformas de financiamiento: una, la Corporación para Financiamiento del Medio Rural, y la otra, una plataforma orientada a canalizar recursos a través de terceros y la banca comercial privada para financiar proyectos a largo plazo. Obtener recursos con aval soberano.

Pero esto no son planes que caerían en el campo de la ciencia ficción, pues solo él goza de un ambiente congresual favorable, del mutuo respeto entre Presidente y Congreso, no porque lo ampara la mayoría sin límite, sino la mayoría juiciosa, ponderada y madura por la experiencia.

De hecho, la creatividad puesta en evidencia en su ponencia donde además del crédito abordó la tecnología, los mercados, el seguro agropecuario, el “factoring”, la conversión de cultivos, etcétera, fue muy comentada, casi tanto como si estuvieran en ejecución. Cuánto son de diferentes a la hora de asumir con carácter de Estado las responsabilidades.

Siendo coherente con la realidad, Danilo es moderno y sabedor de que el mundo es más complejo que todo lo que pueda pensar quien toma las cosas de Estado con una actitud silvestre. Del que entiende que puede verbalizar con bromas y ruido todos los asuntos de interés público como pudimos apreciar en Bávaro.

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