Ramón Tejeda Read | perspectivaciudadana.com | 05-09-2011
El que propone Danilo Medina, no lo dude, es el más conveniente. No hagamos caso de nuevo al Diablo de la improvisación y el desparpajo.
Nos convidan a destriparnos los unos a los otros. Nos convidan al pesimismo y a la crispación. Razones las hay. Probablemente, muchas, y el rating dice que ése es el camino correcto, además.
Las respuestas al convite no pueden ser más estúpidas y el momento no puede ser menos propicio con petróleo, alimentos y materias primas subiendo en el panorama internacional y crisis económica global desafiando las fórmulas trilladas de un sistema económico decrépito.
Las crisis económicas, en su desolación inevitable, son malas consejeras; convidan hasta al retroceso. Entonces el atraso se solaza. Los “independientes” analizan; los “imparciales” gritan consejas, explicaciones, triunfos y hasta se explican que la gente llame al demonio. El problema es que una cosa es llamar al Diablo y otra verlo llegar.
Por cierto, hubo un tiempo en que al presidente dominicano lo encuestaron contra el Diablo y ganó el Diablo. La crisis económica, para entonces, era de factura fundamentalmente local. Llevó la moneda nacional casi al 60 por un dólar.
No puedo olvidarlo. Mi sueldo eran 32 mil pesos, es decir, 2 mil dólares de entonces como maestro en un colegio privado. Tres años después, esos 2 mil dólares se habían reducido a alrededor de 600. Se sentía aquello bárbaramente en el presupuesto familiar. La gente, entonces, también llamaba hasta al Diablo. Lo demostró aquella encuesta inefable que casi costó cárcel a sus promotores.
Tuvimos suerte en aquel momento, aunque muchos no lo crean, y ojalá la tengamos ahora que la crisis deja colar sus ráfagas de huracán por todas las rendijas. Hasta ahora, América Latina ha soportado y hasta ha salido airosa y nuestro país con ella, aunque usted no lo crea.
El presidente Santos, de Colombia, lo advertía recientemente: “Estamos frente a un huracán”, decía al diario Página 12, y advertía: “Debemos prepararnos para lo peor”.
Lo peor, mejor que no llegue y así tendremos tiempo de seguir haciendo y seguir creciendo y mejorando; aunque sea lentamente y con tropezones, que así también se construye futuro; pero, si llegara, como dicen los católicos, que nos coja confesados; es decir, preparados con un buen plan de gobierno. El que propone Danilo Medina, no lo dude, es el más conveniente. No hagamos caso de nuevo al Diablo de la improvisación y el desparpajo. Que, como usted sabe, una cosa es llamarlo, y otra, muy diferente, es verlo llegar.
Santo Domingo, 5 de septiembre de 2011
tejeda.ramon@gmail.com
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