lunes, 19 de septiembre de 2011

El programa de Danilo

Ramón Tejeda Read | perspectivaciudadana.com | 18-09-2011

¿De cuántas cosas es capaz un ser humano desesperado? De todas las que puede ser capaz cualquier otro animal, y peor aún.

¿Qué son las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides sino explicaciones, mediante el drama, de situaciones humanas extremas?

Aquella mujer que, abandonada por su marido, lanzó recientemente a sus hijos en un lago en Estados Unidos, ¿no es acaso una versión moderna de la Medea de Eurípides?

Y los padres que abandonan a sus hijos, ¿no son acaso la versión moderna de Hansel y Gretel ? Ese cuento, edulcorado luego con la fantasía que permitía digerir realidades tan amargas como la que cuentan algunos cuentos de hadas, es en realidad un retrato de la terrible miseria que en la Edad Media y hasta entrado el siglo XX padecían las clases pobres de Europa.

La sociedad, el Estado y, concretamente, los gobiernos, deben darse las mañas necesarias para impedir que un solo ser humano, una sola familia, viva en la desesperación, en la incertidumbre, en la falta de oportunidades y en la ignorancia.

En México, nos dice la prensa, ha aumentado dramáticamente la violencia. En Acapulco, estado de Guerrero, por ejemplo, sólo en los últimos cuatro años la violencia social ha cobrado unos 30,000 muertos. Sólo en la presente temporada vacacional ha habido más de cien asesinatos. (Buenos datos para quienes piensan que República Dominicana es violenta).

Pero, qué casualidad, en los últimos cuatro años, 13 millones de mexicanos se hicieron pobres. Tal es el grado de deterioro de las condiciones de existencia de la gente a causa de la crisis económica y el mal manejo de la misma.

Guatemala, por su parte, es considerada la Ruanda de América Latina; la violencia asociada al narcotráfico ha generado un millón de desplazados, mientras en Honduras han sido asesinados más de una decena de periodistas desde el golpe contra el presidente Zelaya y decenas de dirigentes sindicales y comunitarios han corrido la misma suerte.

Si no se enfrenta la desigualdad, de poco o nada sirve la seguridad. Sólo una mayor y mejor distribución de la riqueza producida por la sociedad genera estabilidad, crecimiento sano y permanente y paz social duradera; que nadie se llame a engaños.

De ahí que Danilo Medina tiene la razón y su programa dirigido al fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas; a la recuperación de la agropecuaria unciéndola al turismo para crear empleo sostenible y al desarrollo de la educación es el único que puede impedir que seamos otro México o peor aún.

Santo Domingo, 19 de septiembre de 2011

tejeda.ramon@gmail.com

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