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Pedro Luis Castellanos | perspectivaciudadana.com | 16-01-2012
Recientemente hemos comentado, discrepando, una nota de un buen amigo, asesor del principal candidato opositor, quien ha sido y continua siendo un importante actor y defensor de los procesos de reforma sanitaria y de la seguridad social realizados con enfoque neoliberal en América Latina en los años 90 y en nuestro país desde el 2001, bajo orientaciones del BID y otros organismos financieros internacionales. Nuestro amigo, técnico de gran valía, ejerció en su momento como consultor internacional del BID. Nuestras discrepancias en torno al enfoque neoliberal de la salud no empañan la admiración y respeto que siento por sus aportes profesionales y personales.
Otro de los principales asesores de Hipólito, igualmente respetado profesional y muy apreciado amigo, fungió como Director de la Comisión de Reforma del Sector Salud (CERSS), en la época en que, con financiamiento del Banco Mundial, se propició e impulsó la aprobación del marco legal vigente. Igualmente ha defendido y aun defiende con denuedo el modelo neoliberal sobre la salud.
Como estamos en campaña electoral para definir el próximo Presidente y tenemos entendido que nuestros amigos son los principales asesores en salud y seguridad social de Hipólito, me parece importante precisar cuales son las principales diferencias entre la perspectiva neoliberal de la salud y lo que está planteando Danilo Medina en su propuesta programática.
Para el neoliberalismo, la salud no es un derecho; el acceso a servicios de salud se define por la capacidad de pago de las personas y familias, y la relación entre la población y el sistema de salud está definida por las reglas del mercado sobre competencia, oferta y demanda. Por eso los enfoques neoliberales introducen un nuevo actor, las aseguradoras (llamadas Administradoras de Riesgos de Salud, ARS entre nosotros). Estas, en teoría, tienen el papel de “organizar la demanda de servicios” y “negociar” las mejores tarifas y condiciones de prestación de los servicios, con los “Prestadores de Servicios de Salud” PSS.
Este complejo sistema se supone que debe ser fuertemente regulado por el Estado, quien debe poner las reglas de juego y asegurar la supervisión y control de la actuación de las ARS y de los PSS. En nuestro país, la primera función fue asignada a la SISALRIL y la segunda quedo consignada en el Ministerio de Salud Publica.
Se trata de un diseño que prioriza el financiamiento de las prestaciones restaurativas sobre las de prevención y promoción de la salud, y la atención hospitalaria y de alta complejidad sobre las ambulatoria y de primer nivel.
En la practica, lo que acontece, no solo en nuestro país, sino en prácticamente todos los que asumieron este modelo, es que las ARS, quienes suelen tener por detrás la fortaleza del respaldo del sistema financiero que es propietario de la mayoría de ellas, anteponen sus intereses como empresa, a su rol de defensores de los afiliados y beneficiarios, y además suelen debilitar el papel supervisor y controlador del Estado por diversos mecanismos: La “captura” de los organismos reguladores, las presiones para debilitar las regulaciones y normativas, la poca transparencia en sus rendiciones de cuentas y otros que han sido identificados.
La consecuencia final es que los recursos asignados al sistema, terminan siendo acumulados y desviados por las aseguradoras en beneficio particular, más que en beneficio de los asegurados. En nuestro país se añade otro problema. Como las ARS reciben por adelantado con base en un estimado de las atenciones que financiarán en el mes siguiente, y lo que reciben en el mes sucesivo no está relacionado con las prestaciones otorgadas en el mes anterior, su beneficio financiero mayor es denegar prestaciones a los afiliados y beneficiarios. Por otra parte, los hospitales públicos han entrado en la corriente de cobrar a los pacientes los recursos que deberían recibir del Sistema de Seguridad Social.
Otra importante consecuencia es que al estratificar socialmente el acceso a servicios de calidad, de acuerdo con la capacidad de pago, profundiza las desigualdades sociales.
Al mismo tiempo, el sistema de Seguridad Social, dadas las características de nuestro mercado de trabajo apenas ha logrado afiliar al 47% de la población al Seguro Familiar de Salud, dejando por fuera a la mayoría.
Este diseño es coherente con las concepciones neoliberales sobre el desarrollo, entendido como crecimiento del PIB, y sobre las características que deben predominar en la economía: libre mercado, desregulación, énfasis en fortalecer el sector financiero y el comercio importador. También es coherente con la concepción neoliberal de las Políticas Sociales y el papel del Estado, limitado a un rol de regulador y abandonando su responsabilidad de velar por los derechos ciudadanos y por la equidad social.
Este es el modelo neoliberal sobre salud y seguridad social que predominó en la formulación del marco legal de la reforma dominicana, y el que es defendido y promovido por los asesores de Hipólito Mejía.
En un próximo artículo resumiremos las propuestas programáticas de Danilo Medina sobre salud y seguridad social.
•El autor es médico, salubrista, epidemiologo, especialista en gerencia publica y politicas sociales. Miembro de IDESARROLLO y la Comision de Salud y Seguridad Social de Foro Ciudadano.
castellanos_pedro@yahoo.com
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